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Sinopsis

  «Porque [el espíritu] que han recibido ahora no [es] un espíritu que esclavice nuevamente al miedo, sino que han recibido el espíritu de adopción [el espíritu que produce filiación], en la dicha por el cual clamamos: ¡Abba, [papito] Padre!» (Romanos 8:15, AMP) Una noche, después de un servicio de adoración, salimos con un amigo a la calle y de pronto nos quedamos maravillados al contemplar la belleza que nos rodeaba. Era una de esas lindas noches de invierno completamente despejadas en las que el resplandor de la luna y de las estrellas lo dejan a uno boquiabierto. Le dije a mi amigo: “Tommy, ¡mira eso!” Él miró hacia arriba con una de esas sonrisas inspiradas por el Espíritu Santo, y con una voz llena de ternura exclamó: “¡Mi Papito hizo eso!” ¡Mi Papito…! Nunca olvidaré la manera en que lo dijo. Algunas personas piensan que él no debió haber usado palabras tan informales para dirigirse a Dios, pero se equivocan. Es bíblico dirigirse a Él de esa manera. La palabra traducida como padre en arameo es A