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Sinopsis

  «Y el hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y no soy digno ya de ser llamado tu hijo”. Pero el padre les dijo a sus siervos: “Traigan la mejor ropa, y vístanlo. Pónganle también un anillo en su mano, y calzado en sus pies… porque este hijo mío… se había perdido, y lo hemos hallado». (Lucas 15:21-22, 24) Lograr reconocimiento. Eso es lo que constantemente debes hacer en el mundo de hoy, ¿cierto? En el trabajo, con tus amigos, e incluso en tu casa siempre tratas de obtener la aprobación que necesitas. Tratas de convencer a las personas que te rodean de que mereces el dinero que ganas, su amistad, e incluso el amor que te dan. ¿Existe alguna salida? ¡Por supuesto que la hay! Se llama gracia. Es el favor y la aceptación que recibimos, sin merecerlos. Y hay un sólo lugar en donde se puede encontrar—en el corazón de Dios. No hay un mejor ejemplo de la gracia de Dios que el de la parábola del hijo pródigo. Hoy en día, pocos de nosotros podemos identificarnos con el impacto que tuvo en