Daniel Habif

Existe el mito que la anaconda hipnotiza a su presa: como su mirada la emborracha y la presa se fuera mareando hasta que cae. A veces me pregunto:  ¿Cuál es nuestra anaconda?  ¿Cuál es tu anaconda? Mareados de placeres instantáneos, mirando por todas partes, confundidos, ciego y a gatas quedando a merced de los colmillos de nuestro devorador. Nos convertimos en espirales, consumistas frugales, por ello el consumista quiere devorarlo todo, aunque no lo pueda digerir. Se atasca sin nutrirse, persigue con ansia para luego despreciar lo que persigue: no sabe cómo detenerse a recibir. El consumista busca cubrir su vacío pero en el frenesí del exceso sólo encuentra más y más vacío. Donde dice consumista también dice adicto.   Hoy estamos Hipnotizados por los artilugios del miedo, de la baja autoestima, del dolor y con ello contagiamos a otros. ¿Pero cómo romper el hechizo? Creo que hay varias formas, pero una de ellas es una absoluta pausa para mirar hacia dentro y gritarle al corazón y al alma en me