Homilías

La Epifanía del Señor

El Señor deja siempre lo mejor para el final, por tanto no debemos desanimarnos cuando haya dificultades

Jesús nos conoce perfectamente, por eso podemos ir confiados a su encuentro

El lugar y el momento, el espacio y el tiempo, son fundamentales para conocer al Señor

El nombre de Jesús tiene poder para actuar en nuestra vida

Nuestra propia debilidad es el camino para el reinado de Cristo

"Jesús enseñaba todos los días en el templo". Esa constancia del Señor puede dar hoy nuevo color a nuestras jornadas a veces grises.

Al acercarse a Jerusalén, Jesús lloró sobre ella. Mete el corazón entero en lo que hace: es la única manera de vivir en plenitud.

"Negociad mientras vuelvo": cada actividad de nuestra jornada se puede entender como un recibir un encargo, trabajar y entregar el producto.

Zaqueo dijo que restituiría lo defraudado y Jesús, antes de que lo cumpliese, le anunció: "ha llegado la salvación". Le basta el propósito

Jesús dice al ciego de Jericó, y a cada uno de nosotros: "¿qué quieres que haga por ti?" ¿Qué le responderías hoy? Pues ánimo, díselo...

El Señor nos enseña a no poner nuestra esperanza en seguridades humanas, por sólidas que parezcan

¿Es posible orar siempre y en toda circunstancia?

Saber que un día todo lo que vemos cambiará nos ayuda a vivir desprendidos

Podemos encontrar a Dios en cada cosa que hacemos por medio de la contemplación

La fiesta de hoy nos recuerda la importancia de cuidar los espacios donde habitualmente nos hallamos

El siervo inútil en realidad es el instrumento en manos del Señor, debe ser dócil y hacer su tarea con calidad

La fe viene de Dios y puede crecer en nosotros cada día

Las lecturas de este domingo nos invitan a creer en el poder de Dios

Dios no me pide para hoy que construya el edificio entero, sino que ponga el siguiente ladrillo