Homilías

María, con el saludo que ofrece a Isabel, propicia la ocasión para que Dios llene del Espíritu a su prima y a la criatura que ella lleva en su seno

Jesús y la Biblia nos enseñan que la tristeza y la alegría son dos realidades propias de esta vida. Jesús cambia la primera en la segunda.

El Evangelio de ayer y de hoy nos muestran a Jesús como quien quiere que le hablemos y a la vez quiere hablarnos

Dar testimonio es fundamentalmente reconocer con sencillez la acción que Dios ha obrado en nuestra vida, sin aparentar nada.

El Señor nos enseña que siempre habrá una dosis de incomprensión en este mundo para el cristiano

Jesús nos da una paz que procede del cielo y que por tanto no depende de las circunstancias que nos rodean. Es la certeza de que somos amados gratuitamente y de que el Señor es el dueño de la historia, por lo que los acontecimientos de nuestra vida no son absurdos

El Espíritu nos ayuda a mirar hacia el futuro al enseñarnos cosas nuevas y hacia el pasado al recordarnos las palabras del Señor

Tomás y Felipe nos enseñan a hablar todo absolutamente con el Señor, para ser verdaderamente cristianos de oración

El Evangelio nos habla de que el discípulo está llamado a hacer obras mayores que las de su maestro. La Virgen en Fátima nos ha enseñado cómo hacerlo.

Nuestro tiempo parece exigirnos un agobio continuo. Jesús nos ayuda a tener una mirada de trascendencia sobre lo que acontece, la cual nos lleva a la paz

Jesús, primero con el ejemplo y después también con la palabra, abre el camino hacia la dicha por la vía del servicio en cosas prácticas y concretas

Recordar que Jesús ha venido a salvar y no a condenar nos ayuda a volver a empezar cada día con una esperanza nueva

El Señor nos ayuda a ver que las disposiciones frente a su actuación son decisivas

Los judíos no quisieron aceptar a Jesús, ni por el testimonio de las Obras ni de la Escritura

Jesús enseña que la Palabra y la ley no son realidades frías y exteriores, sino que nos llevan al encuentro con una persona